lunes, 4 de octubre de 2010

Malaya mi Suerte en la Competencia de Cortos

Malaya mi suerte del grupo Roberto Carreño Borda, Elizabeth Pérez Méndez y Julián Caballero Duran, fue la obra  ganadora de la competencia . La productora Alucine recibió el premio del jurado, integrado por quince artistas plásticos invitados al encuentro.

En los breves días del encuentro  el sucrense Roberto Carreño Borja elaboró  un guión  preparado  con  la  exclusiva temática del vino. El realizador señala que el grupo quería hacer algo novedoso, un corto con efectos especiales que sorprendiese al pueblo y que  llamase  su atención. Sin duda el humor directo fue la clave que congregó espontánea la atención y el arrebato de la gente del lugar en el Teatro Municipal de Concepción.  Malaya mi suerte no se enfrasca en contemplaciones poéticas, o exploraciones estéticas, sin embargo tampoco recurre al regurgitado modelo de cine convencional, llegando a innovar  temática y formalmente sin dejar de ser accesible y  comercial.
Malaya mi suerte es una película de género, de comedia popular, simple, directa, pero no menos complicada en la realización.  El corto  prende  por el ritmo y  la sencillez de la historia,  la novedad de los magníficos efectos especiales, y el abordaje inusitado a la temática fantástica que  confluye  en algo de risible ciencia ficción. Una ingrávida abducción extraterrestre es quizá la primera escena de su género, en la historia del cine boliviano.  El merito del cortometraje consiste en haber logrado sus sorprendentes efectos especiales en un espacio de tiempo precario y con un equipo sencillo. Malaya sea mi suerte, "maldita sea mi suerte" también  es añoranza o admiración. Malaya  se deja llevar por el ojala, es disgusto y  se usa para maldecir. Toparse con un fantasma, pasar la noche con un travesti o ser embriagado por sonrientes trillizas, son algunas sorpresas que depara el corto. La historia se sitúa en  el chiste, en los cuentos populares que surgen en torno a la embriaguez, la fiesta, el chaqui y los inauditos encuentros del tercer  o del cuarto tipo.    Probablemente sea esta la razón por la que logra un contacto inmediato con el público; a diferencia de Los Xll, el otro corto ganador del festival, que en su propio estilo optó por un humor cifrado.

Roberto Carreño Borja, no es un cineasta de academia, es ingeniero de sistemas. Su experiencia cinematográfica llega acompañada por La Maldición de Rocha, película de bajo presupuesto que desentierra del olvido una leyenda costumbrista de Potosí,  experimentando con curiosos efectos digitales. Los actores del film a semejanza de Malaya mi Suerte, tampoco eran profesionales. Uno de ellos aprendió a usar la pequeña cámara Handy el primer día de la filmación, demostrando  con esta hazaña la posibilidad de otro tipo de cine en Bolivia. Un cine experimental y autodidacta, que no se deja anonadar por los profesionales del audiovisual, y que a pesar de todas las fuerzas adversas  crece y se perfecciona  demostrando una gran capacidad.
La calidad de la realización de Roberto Carreño ha mejorado, la interpretación de los actores naturales en Malaya mi Suerte es decididamente mejor que la de La Maldición de Rocha,  y la astucia  de los efectos especiales impresiona por su prolijidad. El equipo de Carreño y  los  otros grupos del audiovisual  estuvieron más cerca de las personas del pueblo que los artistas plásticos convocados al Tercer Encuentro el Arte y el Vino. La gente del lugar  colaboró en los cortos con entusiasmo; asistiendo emocionada a su presentación y premiación en el Teatro Municipal; se vio  y vio a familiares actuando, reconociendo con agrado  las calles, las construcciones y los viñedos de Concepción, integrándose y apropiándose del festival. Si el merito no fue debidamente reconocido en su momento Malaya mi Suerte termina de confirmar el talento de este grupo, incomprendido en el pasado. “No necesariamente tiene uno que tener plata para formarse afuera, se está demostrando con estos festivales que realmente hay artistas en Bolivia, yo creo que la mejor educación es agarrar y ver películas. No vas a aprender mucho, obviamente vas a aprender la parte técnica, pero la creatividad esta en ti (…) Para comenzar como todos quieren que uno comience,  filmando en treintaicinco, con actores de primera, es matar a la gente que quiere entrar al cine. Hay gente que está haciendo lo que nosotros hacemos y tiene un excelente futuro”,  declara el director, encantado con la idea de haber asumido el reto de competir y ganar en el encuentro. La Maldición de Rocha  también aborda el género del terror suspenso, con un humor simple y desenfadado. A pesar de las malas críticas en torno a la actuación, el film tuvo un mes de sala llena en Sucre. El grupo Alucine planifica filmar otra película en el mes de junio, aún no tiene un nombre escogido, pero el género será de suspenso terror. Roberto Carreño ha decidido  explorar este género porque ciertamente no se lo ha aprovechado en el país, el grupo está decidido a demostrar que en Bolivia se puede abordar con éxito un cine distinto  al  costumbrismo y al drama social.

Fuente: Ada Zapata

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